Salimos Miguel Angel y yo a
las siete de Trujillo para comenzar a andar sobre las diez de la mañana. Las
previsiones eran fabulosas, lo que a la postre nos brindaría un día estupendo
de sol y vistas.
Nuestra intención era subir al Alto de
Castilfrío y aproximarnos a la portilla de la Angostura para tener una
panorámica buena del circo de la laguna del Barco, ya que a La Covacha no nos daría
tiempo llegar.
Empezamos a andar casi a las
diez, tras 500 metros
de pisteo llegamos a una curva donde
saltamos un murito y seguimos la senda que se adentra en un bosquecito de
melojos. Seguimos sin salirnos de la senderita entre el bosque por una buena cuesta hasta
llegar al alto de Los Sillares, que hay un cartel indicándolo.
Un descansillo, collado
herido para seguir la senda que se empina bastante, ya de piornos, Miguel Ángel y yo vamos sin prisa
pero sin pausa, disfrutando de los rayos de sol, que calienta tras un duro
invierno.
Al final de esta segunda dura prueba hay un
grupo de rocas con muy buenas vistas al valle y ya podemos ver por primera vez
las cumbres nevadas, a partir de aquí la pendiente es más suave y continua,
siguiendo siempre paralelo a la valla cinegética, divisoria de las dos
comunidades autónomas, múltiples hitos de piedras de bellas formas nos van
guiando, entre algunas grandes rocas redondeadas por los elementos, siempre
entre los piornos omnipresentes, pero no son dificultad al estar el camino
desbrozado, olé por los que lo hicieron…
Pasamos collado de las
chorreras y bajamos un poco al collado Cardiel, la última cuesta hasta el
primer gran premio, ya estamos a dos mil metros empezamos a pisar nieve, cada
vez más, nuestras cámaras se van calentando nos acercamos a las cumbres…
Por fin, Mojón Alto, con un
superhito toda una obra de arte, con vistas al circo y sus tres cumbres más
prominentes, El Juraco, La
Covacha y Las Azagayas y fuera del circo a nuestra derecha el
alto del Castilfrío, nuestro objetivo.
Maese Viento nos acompaña y
me cuenta más historias sobre Gredos y El Enano de Gredos, el protector de los
montañeros y de las montañas.
Son las una de la tarde y
hacemos una parada de fotos y de crampones, la nieve está por todas partes y la
pendiente que nos espera es fuerte.
Decidimos encarar el ascenso
por la izquierda, hay menos pendiente, la nieve está inmaculada, hoyaremos su
manto con nuestras pisadas ,los primeros
humanos en varios días, un gran honor.
Sentados en la última roca
que asoma nos colocamos los crampones,y viendo una nube de buitres que giran y
giran sobre el pico que perseguimos vamos ascendiendo con ellos sobre nuestras cabezas...
-Maese Viento, no comprendo…
-¿Qué no entiendes humano?
Suéltalo ya o calla, si lo que vas a decir no es más bello que el silencio…
- Maese, ¿Cómo llevas a los
buitres suavemente en tus brazos? , ¡Cómo lo haces!, los llevas con delicadeza,
con serenidad, con ternura filial, es un animal tan poco agraciado…
- Ja, humano. Eres un
ignorante, deberías saber que los buitres son Almas Punicantes.
-Almas puni…qué
-Si, Almas Punicantes. Todo
ser tiene una segunda oportunidad, los buitres son seres que en otra vida hicieron
daño, la naturaleza les da una existencia para redimirse, limpiando de muerte
los campos.
- Entonces, son seres
apesadumbrados, almas atormentadas, por eso su lentitud.
-Sí, humano, tienen una vida
para reparar el daño que han hecho en otra, por eso tienen prohibido
matar…ellos lo saben, y vagan tristemente por las alturas soñando en el día que
la muerte sea vida, y que la vida se haga muerte para dar vida otra vez…es la
esencia de todo.
- Ahora sí lo veo, Maese, por
eso los abrazas dulcemente, ellos pagan la deuda contraída en otra vida y vagan
melancólicamente, son sombras del cielo, el dolor entre las nubes, el dolor de
la vida que huye…
Miguel Angel sigue primero
acometiendo la cuesta, la nieve está blanda, no hay peligro, el sol nos sonríe,
en muy poco estamos arriba, un deleite, Maese Viento sigue azotándonos con fuerza y todos los picos se
vuelven a saludarnos en el gran circo del Barco. Fotos y más fotos, cuerdeamos dirección Covacha,
nos buscamos un abrigo y allí reponemos fuerzas.
Son casi las tres, estamos
disfrutando, nos asomamos al circo, donde yace dormida la gran laguna del
barco, y más arriba se insinúa la laguna negra gélida y escondida, y sobre
ellas los picos encumbrando las paredes de hielo y roca, y Maese Viento, contando historias sin cesar, que no obliga a taparnos un poco las orejas...
Volvemos, la bajada por la
misma zona pero por lo más empinado, la nieve blanda es una gozada, llegamos al
Mojón Alto otra vez, ya sin crampones, nos hartamos de fotos y más fotos...
Tiramos corriendo para abajo por el mismo sitio que hay que estirar las piernas para crecer...
Tiramos corriendo para abajo por el mismo sitio que hay que estirar las piernas para crecer...
En Collado Herido, corriendo
ya menos y sin agua, el sol ha calentado de más, nos vamos por la cancela a la
pista y nos evitamos subir de nuevo a Los Sillares, y para luego retomar el
sendero algo más abajo.
Por fin llegamos al coche
cerca de las seis y media, donde hay cuatro autobuses recogiendo turistas que
han estado en el mercadillo que se ha montado junto al mirador del valle del
Jerte.
Compramos agua, licores y
alguna garrapiñada, día perfecto, la cervecita nos espera…
Bonita excursión, y yo me quedo con la historiaa de Maese Viento..Saludos
ResponderEliminarGracias, Alfmega Marín. Es un placer tenerte por aquí.
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